Este verano tuve la oportunidad de pasar una semana con tres de mis hijos, en un retiro de Mindfulness dedicado a las familias y la educación.
A la hora de comer, los padres nos sentábamos en círculo con nuestros platos y los niños se colocaban en el centro del círculo con los suyos. La comida era en silencio, así que cada uno de nosotros tenía la oportunidad de concentrarse plenamente en su alimento, siendo consciente, no sólo del cúmulo de impresiones sensoriales que recibía, sino también del camino que esa comida había recorrido hasta llegar al plato.
Finalizado el retiro, ya de vuelta al curso escolar, una compañera puso en marcha la práctica del silencio a la hora de comer en el comedor del colegio donde trabaja y emocionada nos contaba el éxito de su iniciativa:
“Los niños mantienen gustosos el silencio durante el tiempo de la comida, y disfrutan del mismo.”
Si eres madre, padre o educador seguro que te estás preguntando: ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Cómo puedo enseñar Mindfulness a mis alumnos? ¿Cómo puedo enseñar Mindfulness a mis hijos?
Las nuevas generaciones, nuestros niños y adolescentes, tienen unas características diferentes a las que nosotros teníamos por la época que les ha tocado vivir:
- Son muy emocionales, expresan abiertamente su sensibilidad
- Ultrarápidos, manejando las nuevas tecnologías
- Con capacidad para auto-descurbrirse, saben exponer cómo se sienten
- Son más experienciales que teóricos, aprender a través de hacer más que de ver
Estas características hacen que la pausa que propone la práctica de Mindfulness sea tan bien acogida por ellos
Existe toda una serie de actividades que se pueden desarrollar con niños con el objetivo de acercarles a la práctica del Mindfulness. Aquí te propongo algunas de ellas:
- Realizar tareas rutinarias que podáis compartir. Por ejemplo, lavarse los dientes. Atendiendo a como el cepillo pasa por todas las piezas, el sabor de la pasta, la sensación al rozar la encía.
- Introducir en casa las “comidas conscientes”. Puedes empezar por un postre, sin interferencias de “pantallas”.
- Contemplar un paisaje. Notando la temperatura del ambiente en la piel, los colores que lo describen, los sonidos que le son propios, los olores que emana.
- Respirar. Prestar atención, relajadamente, a la respiración durante un minuto cronometrado.
Estas prácticas no pueden surgir de la imposición sino de la invitación a compartir contigo una vivencia
La práctica del Mindfulness no se puede enseñar, pero sí mostrar, como se muestra un camino, a través de la propia experiencia.
Practicar Mindfulness con tus niños, además, es una forma de incrementar la calidad de tu propia práctica personal de Mindfulness.
«El niño quizás no oiga todo lo que dices pero sí que ve todo lo que haces»
En MeInspira ofrecemos programas a padres y educadores, donde puedes iniciarte en la práctica del Mindfulness y así vivirla con los niños que están a tu cargo
Quizás te acerques al programa con la expectativa de aprender un montón de recetas para lidiar con las situaciones de crianza. Al terminarlo, te llevarás una conexión con tu sabiduría interior.
Sabiduría que surge de la presencia y del amor. Permitiéndote encontrar tus propias fórmulas. Fórmulas adaptadas a tu realidad personal, para vivir junto con tus niños/alumnos una vida Mindfulness, una vida plena y feliz.
Deseando que los beneficios de la práctica de Mindfulness se extienda a través de ti y hacia los demás.