La compasión es una cualidad del corazón que nos permite acoger y aliviar nuestro propio dolor, y nos da valor para comprender y aliviar el dolor de los demás. Estudios científicos demuestran que la compasión y la bondad son inherentes en el ser humano por lo que pueden ser entrenada para que aflore, y así poder cuidarnos en momentos de dificultad, y cuidar de los demás sin que suponga para nosotros un desbordamiento físico o emocional (BURN OUT).
Entrenar la compasión es muy apropiado para todas las personas que se ocupan del cuidado de otras personas, personal sanitario, asistentes sociales, psicólogos y terapeutas, pero también para todas las personas que, no profesionalmente, en un momento de sus vidas deben ocuparse del cuidado de sus familiares.
La compasión consiste en SENTIR y ACTUAR
Sentir es dar espacio a las emociones para que se expresen, sin apartarlas ni juzgarlas.
Actuar consiste en hacer algo para aliviar el sufrimiento que hay en ese momento, que puede ser el tuyo propio o el de otros.
LA compasión NO ES SENTIR PENA POR UNO MISMO O POR LOS DEMÁS.
LA compasión NO NOS DESBORDA EMOCIONALMENTE, al contrario que la empatía donde sí podemos llegar a experimentar una situación de BURN OUT o agotamiento físico y emocional.
La compasión requiere valor y coraje, pero conlleva también cuidado y cariño. Todas estas cualidades se desarrollan con la práctica
La acción que te proponemos es una acción sutil pero poderosa y consiste en una meditación de compasión.
Hacer esta práctica requiere valor por eso la atención a la respiración es en la zona del corazón, que es el órgano vital que impulsa.
Así que te invitamos a que durante los próximos días cambies tu práctica habitual de mindfulness por la práctica de compasión que te proponemos a continuación.
TRANSCRIPCIÓN DEL AUDIO
La siguiente meditación se centra en cultivar un estado de atención compasiva hacia uno mismo y hacia los demás. Cada vez hay más evidencia científica de los beneficios a nivel de mejora de salud y de desarrollo personal que estas prácticas proporcionan. Recordando que la compasión es una emoción relacionada con el coraje a la hora de tomar decisiones y con pasar a la acción ante situaciones que provocan malestar en uno mismo y en los demás.
Adoptando una postura cómoda sentada o tumbada, lo que sea más conveniente para ti en este momento.
Permitiendo que todo el cuerpo se suelte sobre la superficie que lo sostiene con confianza. Relajando las partes que puedan mantener cierta tensión: la nuca, la mandíbula, los hombros, las manos, las nalgas, los pies…
Dirigiendo la atención a la respiración, observando la sensación de temperatura en las fosas nasales, al inhalar entra el aire fresco del ambiente, al exhalar sale el aire cálido después de haber recorrido todo el cuerpo. Manteniendo la atención en este punto durante unas respiraciones.
Y desde las fosas nasales observando el movimiento de la respiración en el torso: las clavículas suben y bajan suavemente, el pecho se expande y se suelta con cada respiración, el abdomen se hincha y se deshincha como si fuese un gran globo. Dirigiendo la atención hacia las costillas del lado derecho, hacia las costillas del lado izquierdo notando como ganan espacio con cada respiración. Y así todos los órganos internos se relajan, beneficiándose de cada respiración. Manteniéndote en la observación de este movimiento, es como un suave balanceo que transmite calidez.
Y ahora observando la zona del pecho, donde se aloja el corazón…sintiendo como el pecho se eleva y se suelta con cada respiración…notando las sensaciones que se van produciendo en esta zona, dejándote llevar por el movimiento…
Te invito a realizar un ejercicio en el que sólo tienes que dejarte guiar por mi voz y si en algún momento te sintieses inquieta, recordando que en puedes volver la atención a la respiración y dejar mi voz en un segundo plano el tiempo que necesites.
Te propongo que puedas recuperar de tu memoria una foto de ti misma de pequeña, quizás una en la que tenías alrededor de 5 años. Una foto que recuerdas porque posiblemente fue tomada en un momento especial, quizás en unas vacaciones familiares, en tu cumpleaños o en alguna ocasión que la persona que te hizo la foto consideró que era bonito recordar y así al cabo de los años esa imagen quedó fijada en tu memoria. Puedes visualizar esa foto ante ti recreándote en los detalles, acogiendo con cada respiración las sensaciones que van surgiendo…
Te propongo que puedas dirigir internamente los siguientes deseos a tu foto, a medida que los escuchas:
«Te deseo seguridad que puedas sentirte libre y confiada allá donde vivas»
«Te deseo alegría que puedas tener risas y felicidad en tu vida»
«Te deseo vitalidad que puedas contar con la energía que necesites para cada momento de tu vida»
«Te deseo sabiduría, sabiduría para cuidarte y tomar buenas decisiones»
Dejando que estos deseos de seguridad, alegría, vitalidad y sabiduría vayan envolviendo tu foto de niña… y permitiendo que lentamente vayan pasando al fondo de tu conciencia.
Dirigiendo la atención a la zona del pecho, del corazón, observando la respiración, las sensaciones que produce su movimiento en esta zona.
Te invito a que puedas recuperar de tu memoria una imagen tuya actual, quizás la que te ha devuelto esta mañana el espejo o una foto muy reciente. Fijando esa imagen ante ti, observando los detalles, tu expresión, acogiendo con tu respiración las sensaciones que van surgiendo…
Nuevamente te propongo repetirte internamente los siguientes deseos a medida que los escuchas, porque hoy sigues mereciéndotelos, igual que cuando eras una niña
«Te deseo seguridad que puedas sentirte libre y confiada allá donde vivas»
«Te deseo alegría que puedas tener risas y felicidad en tu vida»
«Te deseo vitalidad que puedas contar con la energía que necesites para cada momento de tu vida»
«Te deseo sabiduría, sabiduría para cuidarte y tomar buenas decisiones»
Dejando que estos deseos vayan envolviendo tu imagen actual…seguridad, alegría, vitalidad, sabiduría…y permitiendo que lentamente vayan pasando al fondo de tu conciencia.
Dirigiendo la atención a la zona del pecho, del corazón, observando la respiración, las sensaciones que produce su movimiento en esta zona.
Y ahora te propongo dar un paso más en esta práctica y traer ante ti la imagen de una persona querida, que en estos momentos esté pasándolo mal. Quizás por una situación familiar complicada, por una enfermedad, un momento laboral incierto, en definitiva una situación que esté haciendo sufrir a esta persona importante para ti.
Recuperando esta imagen y poniéndola ante ti, observando su cara, su expresión…y dirigiéndole, internamente, los siguientes deseos a medida que los vas escuchando:
«Te deseo fortaleza, que puedas contar con toda la energía necesaria para estos momentos»
«Te deseo sabiduría para tomar las decisiones adecuadas y coraje para llevarlas a cabo»
«Te deseo amabilidad para cuidarte y valorarte en estos momentos complicados»
«Te deseo paz para que disfrutes de alegría en tu vida, pase lo que pase»
Dejando que estos deseos vayan envolviendo la imagen de esta persona querida e importante para ti…fortaleza, sabiduría, amabilidad, paz… y permitiendo que poco a poco vayan pasando al fondo de la conciencia.
Dirigiendo la atención a la zona del pecho, del corazón, observando la respiración, las sensaciones que produce su movimiento en esta zona.
Dejándote mecer por el movimiento de la respiración, abriendo la atención a todo tu cuerpo, a la posición que tiene en este momento, a las sensaciones que van surgiendo, soltándolo aún más si cabe. Dejando que cada respiración te envuelva totalmente y manteniéndote en esta observación de la respiración hasta que el sonido de las campanillas finalice.
Puedes saber más sobre la compasión aquí
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